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Por: David Puente

Vamos a ver… ¡pero de qué habláis! La formación, sea cual sea, es algo trivial y cotidiano. Se da desde pequeñito y poco a poco “decrece”. En dos años se logra aprender a caminar, a hablar, a relacionarse… se empieza a hablar un segundo idioma, se aprende a nadar, poco después se aprende a montar en bicicleta… hasta los 10 años se pueden lograr aprendizajes que posteriormente podríamos lograr con sufrimiento.

¿Qué queréis? ¿que se aprenda igual con 40 años que con 2 años? No seáis ingenuos… El aprendizaje duele sea como sea el canal… y duele más a medida que envejecemos. Nos resistimos al cambio como nada o nadie se resiste a otra cosa.

Dicho esto, que haya un grupo selecto de personas que quieran formarse y deseen formarse “durante toda la vida” no debe ser tenido en cuenta para que sólo les tengamos en cuenta a ellos. Estas personas aprenderán de las piedras (no hace falta prepararles nada). Marcelino, no te creas que todo el mundo tiene tus motivaciones, porque es seguro que no es así.

Y ahora, simplemente, pensad qué necesidades formativas hay que cubrir en qué lugar y proponed una acción formativa. La formación no debería ser tan compleja como la pintáis!!!


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